Cuba ha sido, desde hace décadas, el país más agredido por el terrorismo en todo el mundo. Contra su heroico pueblo se han lanzado, año tras año, las más criminales agresiones, enmarcadas en una guerra sucia capitaneada por los Estados Unidos y ejecutada por sus instrumentos de la mafia contrarrevolucionaria de Miami. Más de cinco mil actos terroristas de todo tipo han provocado innumerables muertes inocentes, miles de heridos y lisiados, así como un inmedible costo en pérdidas materiales. Si el terrorismo directo ha dañado a los cubanos, no menos daño ha provocado el terrorismo mediático mantenido durante décadas con el propósito de desvirtuar la realidad cubana, aislar a Cuba y satanizarla ante el resto de la humanidad y opacar asimismo los logros que la Revolución ha traído para el pueblo de la Isla. Es una agresión directa contra el ejemplo.
Si las bombas y agresiones directas han provocado luto y desolación, como esfuerzo desesperado por retrotraer la marcha de la historia mediante la violencia contrarrevolucionaria, las campañas ideológicas y desinformativas han sido el recurso manido del imperialismo para confundir, para dividir, para aislar y condenar inmerecidamente a la heroica Cuba.
Si en su demencial extremismo, los Estados Unidos han recurrido a su tenebrosa CIA y a una pléyade de criminales como Luis Posada Carriles, Orlando Bosch Ávila y otros, para llevar a cabo su guerra terrorista anticubana, hoy acuden al sucio maridaje con los grandes monopolios de la información, con supuestas fundaciones de dudosa pertenencia, con una quinta columna mercenaria y sobredimensionada, así como con gobiernos y partidos genuflexos a Washington, para implementar sus ataques ideológicos contra Cuba.
La edulcorada imagen, cargada de falsas expectativas y dudosas promesas, adquirida por Estados Unidos mediante la administración de Obama, no es más que un burdo marketing para engañar al mundo. Detrás de un presidente negro, demócrata y dispuesto a asumir el diálogo dentro del marco de las actuales relaciones internacionales, se esconde en forma amañada el más monstruoso continuismo de la política ultra conservadora norteamericana.
La paz de Obama, hipócritamente bendecida con un premio Nobel, sigue siendo escamoteada por el aventurerismo militar en el Medio Oriente, por el armamentismo norteamericano en todo el mundo, por el apoyo tácito al golpismo en América Latina, por los esfuerzos por dividir a las naciones mediante recelos y añejas desconfianzas para reafirmar su propia hegemonía imperialista y, sobre todo, por mantener los mismos mecanismos de dominación y explotación.
El rostro de cordero complaciente asumido hoy por Estados Unidos, tan manido históricamente con políticas como el New Deal, la Alianza para el Progreso, el ALCA y muchas otras hipócritas doctrinas, no logra escamotear al verdadero monstruo que lleva implícito. El smart power es, en esencia, el reverdecer disfrazado de la doctrina de la seguridad nacional, del garrote injerencista y del hard power.
Obama está allí, al frente de la administración yanqui, no por una casualidad. Ha sido el fruto de un mejoramiento de imagen por parte del imperialismo, es una tarjeta ideológica para vender al mundo a una potencia que ha perdido terreno y prestigio ante él.
Con respecto a Cuba, Obama intenta ofrecer la zanahoria y la rama de olivo, cuando en realidad no persigue otra cosa que dar cumplimiento al frustrado sueño de sus antecesores en la Oficina Oval: destruir a la Revolución Cubana.
En declaraciones hechas a la mercenaria y apócrifamente sobredimensionada bloguera cubana Yoani Sánchez, Obama declaró: “Mi administración está lista para establecer lazos con el gobierno cubano en áreas de mutuo interés, como hemos hecho en las conversaciones migratorias y sobre correo directo. También me propongo facilitar mayor contacto con el pueblo cubano, especialmente entre familias que están divididas, algo que he hecho con la eliminación de restricciones a visitas familiares y a remesas.”
Luego, expresó: “Lo que EE.UU. apoya en Cuba es un mayor respeto a los derechos humanos y a las libertades políticas y económicas, y se une a las esperanzas de que el gobierno responda a las aspiraciones de su gente de disfrutar de la democracia y de poder determinar el futuro de Cuba libremente”.
(…) “Llevo tiempo diciendo que es hora de aplicar una diplomacia directa y sin condiciones, sea con amigos o enemigos. Sin embargo, hablar por hablar no me interesa. En el caso de Cuba, el uso de la diplomacia debería resultar en mayores oportunidades para promover nuestros intereses y las libertades del pueblo cubano.”
De sus palabras se deduce que Obama es incapaz de mantener un diálogo serio con Cuba en la medida que pretende imponer condiciones a la Isla. Su cuestionamiento sobre la democracia y los derechos humanos en Cuba responde, desde luego, a su propia percepción y no a la del pueblo cubano, alineándose a las posiciones injerencistas de la extrema derecha norteamericana.
La administración de Obama poco ha hecho por disolver el entarimado de las agresiones ideológicas contra Cuba. Por el contrario, ha mantenido todo el tinglado de mecanismos para el desarrollo de la guerra ideológica contra la isla, precisamente cuando en el seno de la opinión pública norteamericana y el propio Congreso de ese país aumentan las voces a favor de la eliminación del bloqueo contra Cuba y la autorización de los viajes de ciudadanos de EE UU a la Isla.
Las iniciativas de los representantes Jeff Flake y Bill Delahunt, contenidas en un proyecto de ley para lograr en la Cámara de Representantes el levantamiento de las restricciones de viaje de los ciudadanos estadounidenses, han sido bloqueadas por gran parte de los republicanos y varios demócratas, cuyo voto ha sido comprado por la mafia anticubana de Miami y por sectores de la derecha tradicional e intolerante.
El auge de los ataques contra Cuba, responde a la finalidad de acorralar e inutilizar cualquier acercamiento hacia la Isla y Obama se ha prestado a ese juego, cediendo a las presiones y haciendo miradas complacientes a las campañas para denigrar a Cuba y condicionar la política hacia la Isla sobre la base de la detracción ideológica. Ese es su juego actual con la mercenaria Yoani Sánchez y otros representantes de la reducida y fabricada contrarrevolución interna de la Isla.
PRESIONES SOBRE LA UNION EUROPEA
Otra de las actuales campañas ideológicas contra Cuba está dirigida a ejercer presiones sobre la Unión Europea con vistas a que la misma mantenga la obsoleta Posición Común con respecto a la Isla. Para ello, se han valido de la labor contrarrevolucionaria y desinformativa, auspiciada por Estados Unidos y ejecutada por varios grupúsculos de la quinta columna interna, con vistas a tildar al gobierno cubano de violador de los derechos humanos.
Para ello, a instancias de sus amos y financieros de EE UU, varios de estos reducidos grupos se reunieron en la Habana para solicitar a la UE con vistas a que presione al gobierno de Cuba para que ponga fin a una supuesta e inexistente represión en el país. Con las mismas manidas acusaciones, siete contrarrevolucionarios encabezados por Elizardo Sánchez Santa Cruz (El Camaján), Francisco Chaviano y Héctor Palacios solicitaron a los europeos el apoyo a su supuesta lucha por la democracia en Cuba.
De inmediato, apenas con unas horas de diferencia, la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) salió en defensa de sus mercenarios dentro de Cuba para pedir a la UE que mantenga la Posición Común contra Cuba. En la voz del connotado terrorista Pepe Hernández, su actual presidente, la FNCA se sumó a la sucia campaña diversionista contra la Isla, al declarar: “Hoy más que nunca resulta imprescindible que la UE considere los reclamos de las fuerzas pro democracia dentro de Cuba como condición indispensable para la flexibilización de su posición común con respecto a Cuba”.
Dentro de la Unión Europea, la campaña anticubana es capitaneada por varios partidos liberares de extrema derecha y por los representantes del Grupo Popular Europeo (PPE) dentro del Parlamento Europeo.
En el caso de Cuba, los partidos liberales europeos han desarrollado una tendenciosa campaña desestabilizadora, financiando a grupúsculos contrarrevolucionarios dentro del país, sobredimensionando de legitimidad y trascendencia con vistas a que desempeñen su papel provocador y comprometido a las campañas internacionales de difamación hacia la Revolución Cubana. Uno de estos grupúsculos, ascendidos a la denominación de Partido por obra y gracia de sus amos, la Unión Liberal Cubana, es dirigido por el terrorista y agente CIA Carlos Alberto Montaner.
Los supuestos principios que unen a los partidos liberales europeos, erigidos en defensores de los derechos humanos, las elecciones libres y justas y la democracia multipartita, la justicia social, la tolerancia, la economía de libre mercado, el libre comercio, la sostenibilidad medioambiental y un fuerte sentido de la solidaridad internacional, son empleados de manera parcializada y a su propia interpretación, como arma ideológica contra Cuba y otras naciones progresistas en América Latina.
Los principales detractores de Cuba y auspiciadores de una insignificante oposición dentro de la Isla, promotores de las campañas ideológicas anticubanas dentro de la UE son el Deutsche Gruppe der LI y el Partido Democrático Libre (Alemania), el Foro Liberal (Austria), Mouvement Réformateur y Vlaamse Liberalen en Democraten (Bélgica), Partido Liberal de Canadá, Det Radikale Venstre y el Partido Liberal Danés (Dinamarca), Libertad y Democracia, y la Unión Mallorquina (España), Partido Centrista de Finlandia y Svenska Folkpartiet (Finlandia), Unión para la Democracia Francesa (Francia), Nederlandse Groep, Democraten 66, Partido Popular por la Libertad y la Democracia (Holanda), Alianza de los Demócratas Libres (Hungría), Partido Liberal (Noruega), Partido Alianza de Irlanda del Norte, Liberal International British Group y Partido Liberal Demócrata (Reino Unido), Partido Democrático Ruso Yabloko (Rusia), Partido Popular Liberal (Suecia), Partido Radical Democrático Suizo y Partido Liberal Suizo (Suiza).
De las arcas de estos partidos parte el financiamiento de los grupúsculos desestabilizadores y contrarrevolucionarios cubanos, encargados de propalar diatribas contra su propio pueblo. Ese detestable rol de supuestas víctimas lo han asumido grupúsculos afiliados a los liberales tales como el Partido Liberal de Cuba, el Partido Solidaridad Democrática y la Unión Liberal Cubana.
Por su parte, el Grupo Popular Europeo se ha opuesto al levantamiento de la Posición Común en un discurso retrógrado y mal intencionado, ejerciendo presión sobre la Alta representante de Política exterior de la Unión Europea, la recién nombrada baronesa Catherine Ashton, a quien exige una detallada argumentación sobre su política hacia Cuba, luego de que la misma se mostrara a favor de un replanteamiento de la política europea hacia la Isla. El GPE, en la voz de su vicepresidente, el español Jaime Mayor Oreja, se ha erigido como intolerante fiscal y juez con vistas a torpedear los vínculos entre Europa y la Habana.
Por su parte, las autoridades cubanas dejaron bien clara su posición de principios ante la Unión Europea, por cuanto:”Cuba cuestionó los dobles raseros y la manipulación política de los derechos humanos y reiteró que no reconoce a ningún Estado ni grupo de Estados autoridad moral alguna para dar consejos ni lecciones en materia de democracia y derechos humanos”.
Para Cuba, la “existencia de la obsoleta, injerencista y unilateral Posición Común de la Unión Europea de 1996, constituye un obstáculo inevitable para la normalización de estas relaciones, que debe ser eliminado”.
LAS MARCHAS REDUCIDAS COMO ELEMENTO DE PRESION IDEOLOGICA.
Dentro de la actual campaña ideológica contra Cuba, varias organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en Europa y Estados Unidos organizaron el día de ayer varias marchas para denunciar la supuesta violación de derechos humanos en la Isla, con el sucio propósito de presionar a la Unión Europea en su proceso de acercamiento hacia el país caribeño.
Con una reducida participación, estas marchas tuvieron lugar en Madrid, Barcelona y Marbella, contando con el apoyo del ultraderechista Partido Popular español de José María Aznar.
El mal llamado Maratón internacional por los derechos humanos de Cuba alrededor del mundo, tuvo una escasa participación en España, París, Roma, Toronto, Tampa, West Palm Beach, Hialeah, San Juan de Puerto Rico, Miami, Nueva Jersey, Chicago y Los Ángeles, entre otras ciudades, y recibió el repudio de grupos solidarios con la Revolución, los que se opusieron a la maniobra diversionista y provocadora de los grupos contrarrevolucionarios al servicio de Estados Unidos y de la derecha europea.
A las marchas anticubanas se sumaron varios partidos de derecha en España, así como la organización Reporteros sin Frontera, íntimamente vinculada a la CIA norteamericana, así como varias organizaciones terroristas de origen cubano radicadas en Estados Unidos.
LA COMISION INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS (CIDH) COMO PEON DE LA OFENSIVA ANTICUBANA.
A esta sucia campaña contra Cuba se sumó Santiago Cantón, secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, quien en declaraciones a la mal llamada Radio Martí arremetió con falsas acusaciones contra Cuba y Venezuela.
Las injurias de Cantón estuvieron dirigidas a endilgar a ambos países supuestos crímenes contra los derechos humanos, tales como ejecuciones extrajudiciales, problemas en la administración de justicia, existencia de torturas contra los ciudadanos, la privación de la libertad, la falta de igualdad de la mujer, la penosa situación de la niñez, pobreza e imposibilidad de resolver problemas de salud elementales, así como otras falsedades que responden al discurso ideológico de los principales enemigos de Cuba y Venezuela.
El recién finalizado 137 periodo de ordinario de sesiones de la a Comisión Interamericana de Derechos Humanos, fue el marco propicio para que este órgano de la OEA continuara sumándose a la actual campaña ideológica contra las naciones del ALBA, particularmente contra Cuba y Venezuela.
En el Informe Anual de la CIDH para el año 2008, libelo sin base jurídica y cargado de mentiras, se argumentan falsas violaciones a los derechos humanos y al desempeño democrático en Cuba y Venezuela, desvirtuando de manera consciente y tendenciosa la realidad existente en esa materia en ambos países.
Las falacias y sucias imputaciones anticubanas llegaron al extremo de despertar la cómplice complacencia de este órgano de la OEA, de los Estados Unidos y sus acólitos, cuando la representante del Directorio Democrático Cubano (DDC), organización vinculada a terroristas y financiada por la CIA, declaró: “El régimen de La Habana aplica de forma sistemática métodos de tortura y aniquilamiento contra los cubanos desde hace 50 años y, en muchos casos, la represión, las amenazas y la tortura sicológica impiden a los sobrevivientes o familiares de víctimas salir ante la luz pública a denunciar estos hechos”.
Si el falso entusiasmo con el que se atacó a Cuba hubiera sido usado igualmente para condenar los crímenes de Estados Unidos en Irak y Afganistán, la cruel represión cometida contra los hondureños por los militares golpistas, los asesinatos cometidos contra líderes progresistas en el mundo, la miseria y la pobreza en las naciones subdesarrolladas y el genocidio sionista contra el pueblo palestino, la CIDH hubiera tenido un poco de credibilidad. Sin embargo, su retórica parcializada le coloca en el penoso papel de ser vocero de la insidia y la falacia.
Los informes anuales de la CIDH, tal como el reciente “Tortura, ejecuciones extrajudiciales y violaciones del derecho a la libertad de expresión en Cuba”, son una sarta de mentiras escritas elaboradas en las tenebrosas oficinas de la CIA y de los funcionarios del gobierno norteamericano, quienes encomiendan a sus papagayos repetir al pie de la letra las falsas acusaciones, a cambio de un poco de protagonismo y de financiamiento.
EL CASO DE YOANI SANCHEZ
Los esfuerzos de Washington por implementar su guerra ideológica han contado frecuentemente con el recurso de fabricar disidentes, empleando todos los resortes mediáticos posibles para sacar debajo de la manga a personajillos de diferente catadura, dispuestos a proyectarse ante la opinión pública como desinteresados luchadores por la libertad, a cambio de prebendas económicas y de un dudoso protagonismo.
Esta labor de marketing mediático ha sido empelada innumerables veces, tal como ocurrió no hace mucho con el charlatán Ricardo Bofill y con el simulador Armando Valladares. El estrellato rutilante de ambos quedó resquebrajado ante las oportunas denuncias de sus sucias motivaciones. El primero dejó bien claro que su motivación principal era enriquecerse a costa de la labor contrarrevolucionaria. El segundo, falso poeta e inválido, cargando sobre sus hombros un pasado como represor y terrorista, supo sacar jugosas ganancias y beneficios de su estrellato.
Ahora los enemigos de la Revolución Cubana han echado garra a Yoani Sánchez como fresca opción ante el grado de deterioro de imagen de los tradicionales contrarrevolucionarios dentro de Cuba, muchos de ellos criticados por su acérrimo oportunismo político y su falta de escrúpulos. Representa, igualmente, la falsa imagen de que un sector de la juventud se opone al proceso revolucionario.
Desconocida hace algún tiempo, esta oportunista regresó a Cuba luego de permanecer un tiempo en Europa, ocasión en que se comprometió a jugar el sucio papel de contrarrevolucionaria a cambio de protagonismo y dinero. La CIA y la ultraderecha le crearon todas las condiciones para una meteórica carrera al estrellato dentro de la llamada disidencia cubana. En poco tiempo, esta terrorista del cyber espacio logró ser aupada hacia una dudosa fama.
Contando con el apoyo de Godaddy, ente norteamericano cercano al Pentágono y a la guerra desinformativa en el campo de la red, Sánchez se ha dedicado a fabricar mentiras sobre la realidad cubana, creándose una falsa estela de luchadora por los derechos humanos. En pago a su lanzamiento como diva contrarrevolucionaria de turno, el andamiaje mediático anticubano la premió con varias distinciones, entre las que se encuentran el Premio Ortega y Gasset (2008), el BOB, categoría como el mejor Weblog por parte de la Deutsche Welle de la Radio y TV alemanas (2008), Reconocimiento como una de las 10 ¿intelectuales? más influyentes de América, por parte de la Revista Foreign Policy (2009), Mención en el Premio María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia, Estados Unidos, en octubre de 2009 y, por último, condecoración del terrorista Consejo por la Libertad de Cuba, que la bloguera no titubeó en aceptar, a pesar de que procedía de manos de personas que han asesinado a muchos de sus compatriotas..
EL TEMA DEL RACISMO
En la actual campaña ideológica contra Cuba se ha incorporado un nuevo elemento: la supuesta discriminación de las personas de color dentro de la sociedad cubana. Estos ataques han tenido su origen en la Declaración de Apoyo de Intelectuales Afroamericanos a la Lucha por los Derechos Civiles en Cuba, que fue realizada por un grupo de 60 académicos, artistas, legisladores y religiosos norteamericanos, indudablemente desinformados sobre la realidad cubana, y que fue dada a conocer por David Covin, profesor emérito de ciencias políticas de la Universidad de California en Sacramento.
Partiendo de una supuesta preocupación por el color de la piel de alguno de los contrarrevolucionarios detenidos en Cuba, la declaración pretende generalizar inapropiadamente que en nuestro país se persigue a las personas sobre la base de criterios excluyentes y discriminatorios. Posteriormente, en una entrevista con Radio Martí, el profesor Covin explicó que la carta de los intelectuales y activistas es una expresión de apoyo a: “los valientes defensores de los derechos civiles que han sido objeto de violencia no provocada, de intimidaciones por parte del Estado y de encarcelamiento”. (…) “Nuestra carta fue una carta dirigida a la población en general” (…) “Fue un documento público. Nuestra intención fue llamar la atención, sobre todo del público negro en Estados Unidos, porque la mayoría de los activistas han apoyado al régimen castrista”.
A este documento se sumaron las voces de varios intelectuales de Jamaica, entre los que se encuentran los académicos Rex Nettleford, Barry Chevannes, Rupert Lewis y Mauren Warner-Lewi.
No se hizo esperar la contundente pero respetuosa respuesta de varios intelectuales y artistas cubanos, quienes refutaron las falacias contenidas en dicho documento, esclareciendo el peligroso rejuego de sumar voces respetables de la comunidad negra afro norteamericana a las venenosas campañas anticubanas.
El documento de respuesta habla por sí solo:
“Un proverbio yoruba reza: “La mentira puede correr un año, la verdad la alcanza un día”. Aunque por largo tiempo a la opinión pública norteamericana le han tratado de imponer, desde los círculos políticos más intolerantes y los medios de comunicación más poderosos, una imagen distorsionada de la sociedad cubana contemporánea, siempre, de un modo u otro, termina por abrirse paso la realidad.”
(…)
“Si la Cuba de estos tiempos fuera ese país racista que se quiere inventar, sus ciudadanos no hubieran contribuido masivamente a la liberación de los pueblos africanos. (…) De África solo trajimos los restos de nuestros muertos.”
(…)
“Si la Cuba de hoy sintiera ese desprecio por el negro, más de 35 000 jóvenes africanos no hubieran sido formados en nuestras escuelas durante los últimos 40 años, ni 2 800 jóvenes de una treintena de países de esa región estudiaran ahora mismo en nuestras universidades.”
(…)
“Un pueblo enfermo de racismo se negaría a colaborar en la formación de médicos y recursos humanos en el área de la Salud en Facultades de Ciencias Médicas fundadas en Guinea Bissau, Guinea Ecuatorial, Gambia y Eritrea; daría la espalda a los programas de asistencia sanitaria que han salvado miles de vidas en varios territorios de América Latina y el Caribe donde resulta significativa la presencia de la diáspora africana, y se hubiera desentendido de los más de 20 000 haitianos y afro caribeños de habla inglesa que han recuperado la vista mediante operaciones quirúrgicas practicadas gratuitamente en nuestro país.”
(…)
“Los intelectuales y artistas cubanos agradecemos la solidaridad, la comprensión y el respeto que muchas personalidades afro norteamericanas han mostrado hacia la realidad cubana a lo largo de medio siglo. Nunca les hemos pedido compartir nuestras ideas políticas ni hemos condicionado el diálogo a algún tipo de respaldo o adhesión. Por un elemental sentido de la ética respetamos sus puntos de vista.”
El documento, rubricado en la Habana, el 3 de diciembre de 2009, lleva la firma de Nancy Morejón, poetisa y ensayista; Miguel Barnet, poeta y antropólogo; Esteban Morales, politólogo y ensayista; Eduardo Roca (Choco), artista; Heriberto Feraudy, historiador y ensayista; Rogelio Martínez Furé, africanista; Pedro de la Hoz, periodista y ensayista; y Fernando Martínez Heredia, sociólogo y ensayista.
Sin lugar a dudas es una digna respuesta de nuestros intelectuales y un justo esclarecimiento de la verdad.
HUMAN RIGHTS WATCH
Otro engendro de las campañas anticubanas es la Human Rights Watch (HRW), la que lanzó un oprobioso informe titulado “Un nuevo Castro, la misma Cuba”, en el que trata de atacar con falsedades la actual situación de los derechos humanos en la Isla.
Nik Steinberg, responsable de la autoría del falaz informe, dijo: “En base a nuestras pesquisas, hemos llegado a la conclusión de que los derechos humanos en Cuba no han mejorado en absoluto desde que Raúl Castro asumió el poder”.
El diario Granma, órgano del gobernante Partido Comunista, respondió a la nueva maniobra ideológica contra Cuba, destacando que este informe es “un vano intento por manchar la impecable obra de la Isla a favor de la dignidad y los verdaderos derechos humanos de más de 11 millones de cubanos”. (…) “Es evidente el intento de tirarle el salvavidas oxigenante a una menguada y desprestigiada contrarrevolución interna, aupada y pagada por el lobby anticubano en el gobierno de Estados Unidos, y en particular de la mafia de Miami”.
HRW, como para escamotear la esencia insidiosa de su informe, clamó tímidamente por la terminación del embargo estadounidense, sin referirse a que éste, en realidad, es un bloqueo genocida que ha dañado al pueblo cubano y le ha causado penurias indescriptibles por más de cinco décadas.
No cabe duda, pues, que la actual contraofensiva norteamericana contra Cuba es la continuidad de una guerra ideológica sostenida desde el momento mismo del triunfo revolucionario de 1959. No hay nada nuevo en ella, pues es parte de un mismo plan sistémico encaminado vanamente a destruir la obra del pueblo cubano.
Percy Alvarado 06-12-2009
Tomado de CUBADEBATE
De la misma manera que Cuba ha resistido heroicamente a la guerra sucia y al terrorismo, enfrentará siempre con la verdad y la justeza todo intento por denigrarla.
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