Tesis política antiimperialista de
Cochabamba
Encuentro Sindical Internacional
Antiimperialista
Documento aprobado en el plenario de clausura del
Encuentro Sindical Internacional Antiimperialista organizado por la Central
Obrera Boliviana (COB), la Federación Sindical Mundial (FSM), con la adhesión
del Gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia.
Creo que esta idea de
la ofensiva en defensa de la Humanidad, está cada día más engranada con la
realidad que estamos viviendo en el mundo
Hugo Chávez
Quiero animarme
a plantearles algo que corresponde a los movimientos sociales del mundo: ¿cómo
podemos todos unidos enfrentar al capitalismo? Estoy convencido de que debemos
elaborar una nueva tesis para salvar el planeta, una doctrina por la vida
Evo
Morales
Introducción. Crisis del capitalismo y consecuencias para la
clase trabajadora
Los pueblos del mundo y especialmente los sectores
populares estamos sufriendo las consecuencias de una crisis del capitalismo. Una
crisis como nunca antes hemos vivido. Una crisis que es global y
estructural.
Es una crisis global porque, a diferencia de las anteriores
crisis del capitalismo en el siglo XIX y en el siglo XX, en este sistema-mundo
capitalista las resistencias son locales, pero sin haber construido todavía un
frente alternativo al capitalismo. Los pueblos están dejando de creer que el
capitalismo sea democrático, y también se va dejando de creer en una democracia
capitalista. Sin embargo todavía no se ha construido una alternativa al mismo de
carácter global, como la crisis que vivimos.
Y es una crisis estructural
porque es la combinación de varias crisis, económica, financiera, energética,
climática, alimentaria, hídrica, institucional, política y de valores. No solo
padecemos la crisis de un sistema económico y de producción que no da más de sí,
que para elevar la tasa de ganancia, o mantener la plusvalía producida a costa
de la explotación de los pueblos, trabajadores y la naturaleza del Sur, tiene
que convertir a la Madre Tierra y a las personas en objeto de su despiadado
dominio depredador.
Queremos resaltar la crisis climática como la
cristalización de todas las crisis; la supuesta alternativa de la economía verde
como respuesta al desastre ambiental que sufrimos no suponen más que la
privatización de la naturaleza y el resto de bienes comunes, así como la
demostración de que no existe capitalismo con rostro humano, estamos en una
etapa del capitalismo donde se mercantiliza todo, la vida y los bienes
comunes.
Todo ello mientras se ponen en marcha guerras imperialistas para
depredar los recursos naturales de los pueblos en un círculo vicioso en el que
esos recursos naturales sirven para alimentar la industria de la guerra,
demostrando la voracidad del imperialismo. Recursos naturales, energía y agua
son objetivos del imperialismo que los pueblos y los trabajadores tenemos la
obligación de defender, pues son el futuro que debemos dejar en herencia, la
Madre Tierra que debemos cuidar pues es nuestro hogar.
El capitalismo ha
adoptado por tanto una medida geopolítica planetaria y la crisis expone la
contradicción básica del capitalismo: la contradicción entre el carácter social
de la producción y la forma capitalista de propiedad sobre los medios de
producción y la apropiación de sus resultados. En las crisis, el mecanismo
entero del modo capitalista de producción, queda subordinado a la presión de las
fuerzas productivas creadas por el capitalismo.
La consecuencia de todo
ello es que existen 1000 millones de personas que pasan hambre en el mundo según
la FAO y desde que comenzó la crisis el número de pobres ha aumentado en 100
millones de personas.
Pero si bien la pobreza y el hambre son los efectos
más visibles de la crisis del capitalismo, todo ello va unido a la pérdida de
derechos sociales de la población, especialmente de los derechos laborales. El
capital va a intentar salir de la crisis a costa de los trabajadores.
La
fase superior del capitalismo es el imperialismo y el neoliberalismo en cuanto a
destrucción creativa y política anti-obrera. En ciertos de los países de América
Latina se pudo frenar el consenso de Washington y las recetas del Fondo
Monetario Internacional y el Banco Mundial, que buscaban las privatizaciones y
restricciones de las políticas sociales, pero hay otras partes del mundo cuyos
pueblos siguen sufriendo la receta neoliberal como supuesta salida a la crisis.
Sin embargo, siguen aumentando las tasas de desempleo, y recortando los derechos
sociales, la salud, la educación, a la vez que desahucian familias enteras
mientras rescatan a los bancos.
Sin embargo las recetas neoliberales ya
ni siquiera pueden resolver los problemas de los países del centro del
sistema-mundo capitalista. Dichos países cuentan a veces con gobiernos paralelos
bajo la forma de las compañías transnacionales que son nuevas formas de las que
se dota el imperialismo para operar en los países supuestamente en desarrollo.
La riqueza de unos pocos supone la miseria de una buena parte del
planeta.
Ya lo definió perfectamente Warren Buffet, uno de los hombres
más ricos del mundo: “Por supuesto que hay lucha de clases y los ricos estamos
ganando”.
Por lo tanto, si la lucha de clases sigue más vigente que
nunca, la construcción de un proyecto alternativo que haga frente a la crisis
del capitalismo solo puede venir de los sectores populares y trabajadores
organizados. La lucha sindical por tanto cobra especial vigencia en la coyuntura
actual.
Y la lucha sindical contra el capitalismo solo puede tener como
horizonte el socialismo. En un mundo globalizado donde la socialdemocracia se
vendió al neoliberalismo y el socialismo construido en el siglo XX ha tenido
debilidades, la construcción en el siglo XXI de un socialismo indemne de los
retrasos y debilidades que tenía durante el primer esfuerzo de su implementación
es tarea urgente y necesaria.
Y como ya lo definió la Central Obrera
Boliviana en su Tesis Socialista de 1970, están equivocados aquellos que
sostienen que las organizaciones sindicales deben limitarse a jugar el papel de
sindicatos tradeunionistas, es decir, circunscritos a la lucha puramente
económica. Sin abandonar la lucha en defensa de las condiciones materiales, los
trabajadores debemos intervenir en la vida política del país en nuestra
condición de vanguardia revolucionaria. Vanguardia que en el caso de Bolivia y
otros países se complementa con el proyecto político de las naciones y pueblos
indígenas originarios y campesinos, que fusionan la lucha sindical con lo
comunitario bajo un horizonte de “socialismo comunitario”.
Aporte de
Bolivia
Precisamente los trabajadores del mundo celebramos el Encuentro
Sindical Internacional Antiimperialista en reconocimiento y aprendizaje de una
Bolivia abigarrada donde lo obrero, lo campesino y lo indígena se fusionan en lo
comunitario bajo un horizonte de construcción socialista.
Reconocemos en
Bolivia un gobierno de movimientos sociales, donde la dirección del proceso se
encuentra en manos de los sectores populares, donde el Estado se ha fusionado
con la sociedad civil. Un proceso que se funda en las luchas históricas contra
la colonial, el capitalismo y el neoliberalismo. Un proyecto político, fusión de
las luchas indígenas, obreras y campesinas, que continua en construcción pero en
el que nos sentimos representados los sectores populares de nuestros
países.
Reconocemos en Bolivia un Estado que ha tomado el control de los
sectores estratégicos de la economía, los hidrocarburos y energía en general,
las telecomunicaciones, salud y educación, pertenecen ahora al Estado y no a los
individuos, un Estado que a la vez es síntesis de un cambio de época en América
Latina, un Estado que pertenece al pueblo, porque es del pueblo y funciona en
base a las necesidades populares.
En Bolivia no solo no se reprime ni
persigue a los sectores populares y sindicatos, si no que se les impulsa y apoya
política y materialmente construyendo una democracia participativa que incorpora
a los trabajadores en la toma de decisiones.
Ese otro modelo de
relacionamiento con los sectores movilizados de la sociedad es el que nos
muestra una democracia viva, participativa, intercultural y comunitaria. Los
sindicatos del mundo reunidos en Bolivia estudiamos el nuevo paradigma boliviano
que nos propone el Vivir Bien ante la crisis civilizatoria que vivimos. Queremos
apostar a un modelo de desarrollo y a un modelo político que piense la economía
desde lo comunitario, apostando por la emancipación de los pueblos y las
comunidades para vivir en armonía con la Madre Tierra.
Apuesta por la
integración socialista
Porque la crisis del sistema-mundo capitalista y
la disputa geopolítica por el control de los recursos naturales nos lleva a los
pueblos y trabajadores del mundo a un escenario donde hay que optar por uno de
los dos proyectos en disputa, el de la emancipación socialista, o el de la
restauración neoliberal.
Bolivia, y los procesos de cambio en América
Latina, han apostado, con diversos ritmos, intensidades y matices, por la
emancipación; de sus pueblos, de sus habitantes y de su naturaleza, recuperando
la soberanía sobre sus recursos naturales para hacer frente al proyecto
imperialista y neocolonial.
Por eso hoy, aquí y ahora, los pueblos y
trabajadores del mundo queremos desarrollar la reflexión del compañero
Presidente Evo Morales y venimos a proponer una tesis para salvar el planeta,
una doctrina en defensa de la vida frente a la muerte encarnada en el
capitalismo. Esta tesis solo puede tener un horizonte, el del socialismo, con el
aporte que recogemos en Bolivia de lo comunitario, y solo puede estar asentada
sobre tres solidos pilares, el antiimperialismo, el anticolonialismo y el
anticapitalismo.
Tesis política antiimperialista, anticolonial y
anticapitalista rumbo al socialismo
Nuestras realidades nacionales
tienen diferentes ritmos e intensidades, pero queremos mirarnos en el reflejo de
Bolivia, donde se pasó de la resistencia a la construcción de un instrumento
político para la toma del poder, y de la toma del poder a la construcción de un
proyecto político del pueblo y para el pueblo.
Ahora queremos crear un
instrumento político mundial para la construcción de un proyecto político global
que dé respuesta a la crisis estructural del
capitalismo.
Antiimperialismo
El secuestro aéreo del Presidente
Evo Morales hace un año poniendo de rodillas a varios países europeos constató
que el imperialismo no se va a quedar quieto ante los proyectos de
transformación social que ponen en marcha procesos de cambio en defensa de las
mayorías sociales.
Un proyecto con base antiimperialista debe por tanto,
repudiar el brazo armado de los Estados Unidos llamado OTAN, la maquinaria
político-militar del imperialismo.
Nuestro proyecto antiimperialista
condena las bases militares que el imperialismo disemina por todo el mundo como
método de injerencia. En América Latina son 77 bases m militares conocidas que
violan la soberanía política y territorial de los países de Nuestra
América.
Especial atención merece la situación de Colombia y las bases
estadounidenses allá instaladas, punta de lanza para rodear la Amazonia,
elemento central de disputa geopolítica en los próximos años. La Paz en
Colombia, con la que nos comprometemos profundamente, pasa por la retirada de
las bases militares pero también porque la paz venga acompañada de la
participación política de la insurgencia y la clase trabajadora y los sectores
populares colombianos, como medio para garantizar la justicia social para todo
el pueblo colombiano.
De la misma manera que condenamos la injerencia
imperialista mediante la instalación de bases militares, hacemos lo mismo con
las mal llamadas “guerras humanitarias”, “guerras contra el terrorismo”,
“guerras preventivas” y “misiones de paz”, solidarizándonos con los sectores
populares y la clase trabajadora en Irak, Afganistán, Libia o Siria, que han
visto destruidos sus países por la codicia imperial que han visto como las
guerras militares se transformaban también en guerras económicas y culturales
contra los pueblos.
Asimismo, condenamos cualquier tipo de injerencia
contra gobiernos soberanos, bien sea hecha por medio del espionaje, bien por
medio de golpes de Estado como los sucedidos en Honduras o Paraguay en América
Latina en este siglo XXI, además de los intentos, fracasados por medio de la
movilización popular, en Venezuela, Bolivia o Ecuador.
Injerencias que
vienen acompañadas de un terrorismo mediático contra los procesos, sindicatos y
movimientos sociales, la llamada Guerra de IV Generación, el intento de
construir un orden comunicacional hegemónico manejado por transnacionales
capitalistas de la comunicación que tratan de imponer sus objetivos políticos,
económicos y sociales, siempre contrarios a los intereses de la clase
trabajadora y los sectores populares.
Como medida para superar las
injerencias contra la soberanía política y económica de nuestros pueblos,
defendemos la desaparición del Consejo de Inseguridad de las Naciones Unidas y
la democratización del propio sistema de las Naciones
Unidas.
Anticolonialismo
Consideramos que el modelo de
colonización impuesto por los países del norte fue a través de crímenes de lesa
humanidad, saqueos y sometimiento de nuestros pueblos, y que las guerras han
sido el instrumento de sometimiento y dominación que ha utilizado el
imperialismo para imponer su voluntad política y económica.
El orden
colonial es el núcleo del genocidio, de millones de seres humanos exterminados,
de cientos de lenguas aniquiladas en beneficio de una pretendida
homogeneización, de economías de complementariedad basadas en el trueque
sometidas al mercantilismo, de adelantos civilizatorios sometidos a la
inquisición y de un orden social basado en la reciprocidad reducido por el
individualismo.
Apostamos por la descolonización y la destrucción de los
cimientos materiales y subjetivos sobre los que se asienta el racismo, el
colonialismo interno y las nuevas formas de colonialismo externo. La
descolonización implica desmontar los cimientos institucionales, económicos,
políticos y culturales del viejo régimen y construir nuevos cimientos
institucionales, económicos, políticos y culturales de una nueva forma de
organizar la vida social.
La descolonización es un proceso revolucionario
que lucha contra el capital financiero y contra las grandes transnacionales,
debemos derribar el mito de un capitalismo democrático o una democracia
capitalista. Pero la descolonización implica también luchar contra la
colonización cultural e ideológica, el racismo, así como contra todas las formas
de discriminación. Debemos mencionar aquí el rol de la mujer en la lucha
sindical y comprometernos con la lucha contra el patriarcado, saludando el
proceso de despatriarcalización que impulsa el Estado boliviano y sus
movimientos sociales.
La descolonización implica asimismo una lucha por
la Interculturalidad, por otro modelo educativo que implique una apuesta por una
educación abierta, humanista, científica, tecnológica, productiva, liberadora y
revolucionaria, crítica, solidaria; orientada a la conservación y protección del
medio ambiente, la biodiversidad y el territorio con soberanía.
La
descolonización implica enfrentar las situaciones neocoloniales que todavía
viven nuestros pueblos. En el caso de América Latina repudiamos la ocupación de
la ocupación imperialista de Puerto Rico; de Guantánamo en una Cuba socialista
que sigue resistiendo heroicamente a un bloqueo criminal; de las Islas Malvinas
por el Reino Unido y la OTAN; y nos comprometemos con la defensa de una salida
al mar con soberanía para Bolivia, salida que le fue arrebatada en una invasión
imperialista impulsada por las elites económicas chilenas para quedarse con sus
recursos naturales, una verdadera integración latinoamericana pasa por darle
solución a la justa demanda de Bolivia ante Chile. Tampoco podemos olvidarnos de
otras partes del mundo y en ese sentido rechazamos la ocupación de Palestina y
el genocidio que comete Israel con todo un
pueblo.
Anticapitalismo
Nuestra lucha es contra el capitalismo y
todas sus expresiones. Contra ese modelo destructor de toda forma de vida que
además se apropia de la plusvalía generada por los pueblos, las personas y
nuestra Madre Tierra.
Todo ello dentro un momento histórico caracterizado
por una guerra de alta intensidad financiera contra los procesos de cambio. Nos
sumamos a las declaraciones del Presidente Evo Morales solidarizándose con
Argentina frente a un sistema financiero global injusto e inmoral y los llamados
“fondos buitres”, quieren doblegar a los procesos de cambio mediante deudas
contraídas durante las dictaduras militares y el periodo neoliberal por gobierno
que servían al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
Este
sistema financiero internacional utiliza al FMI y el BM, pero también a la OIT,
para debilitar la soberanía económica de los pueblos y sus trabajadores.
Condenamos esta forma de neocolonialismo financiero de los Wall Street Boys, los
operadores del capital especulativo financiero, y apostamos por una nueva
arquitectura financiera internacional.
Este julio se cumplen 29 años de
la Conferencia de La Habana sobre la Deuda Externa, mecanismo ilegal del
capitalismo para seguir colonizando a los pueblos, repudiamos toda deuda del mal
llamado tercer mundo y apostamos por la eliminación total de la
deuda.
Parte de la mutación del capitalismo financiero son los tratos de
libre comercio con los que pretenden enmascaras el control territorial que
quieren hacer de los procesos de transformación y sus recursos naturales.
Rechazamos especialmente la reedición sofisticada del ALCA que los pueblos de
América Latina y los gobiernos progresistas derrotaron en 2005 en Mar del Plata
y que ahora se llama Alianza del Pacifico, herramienta imperialista de los
Estados Unidos para socavar el proceso de integración política regional en
América Latina y recuperar espacios perdidos hasta el momento por el avance de
los procesos de cambio.
Frente a la Alianza del Pacifico, proponemos
la Alianza de los Pueblos del Sur y de la clase trabajadora en defensa de los
recursos naturales de los pueblos y de la Madre Tierra.
No es casualidad
que el ataque terrorista que vive Venezuela, país con las reservas de petróleo
más grandes del mundo, al igual que ya lo intentaron con Bolivia y Ecuador. La
recuperación y soberanía sobre los recursos naturales es fundamental pues
constituye la base material de todo proceso, la posibilidad de redistribuir la
riqueza y reducir las desigualdades en países castigados por 500 años de
colonización.
Al igual que defendemos la soberanía sobre los recursos
naturales, defendemos también la soberanía alimentaria y nos solidarizamos con
las luchas campesinas frente a las transnacionales, al agronegocio, el uso de
agrotóxicos y transgénicos y en defensa de la soberanía alimentaria.
Rumbo al Socialismo
Sobre estos tres pilares es que proponemos
la coordinación y la cooperación de la clase trabajadora y los sectores
populares que luche por la construcción del socialismo a nivel nacional,
regional y mundial.
Porque para llegar al socialismo necesitamos
construir previamente, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias en un
frente popular antimperialista, anticolonial y anticapitalista a partir de una
alianza obrera, campesina e indígena, una alianza de los sectores
populares.
Un socialismo que solo puede ser democrático, ampliando los
márgenes y límites de la democracia liberal, un socialismo antiimperialista y
anticolonial que supere todas las formas de enajenación del capitalismo, que
crezca desde las raíces de la clase obrera y los movimientos indígenas
originarios y campesinos, desde las fábricas y desde el campo y las comunidad,
para construir la sociedad-comunidad a la que aspiramos, una sociedad donde el
valor de uso primer sobre el valor de cambio impuesto por el mercado y el
capital.
Un socialismo con los medios de producción socializados en una
sociedad donde los servicios básicos les sean garantizados a todas las personas
junto con sus derechos laborales. Todos los derechos para todas las
personas.
La crisis del capitalismo lleva aparejada que para mantener la
tasa de ganancia a partir de la explotación de los trabajadores, en casi todos
países del mundo la edad de jubilación aumenta, las pensiones se reducen y se
mercantiliza y privatiza la salud.
Por supuesto el socialismo al que
aspiramos recoge las luchas y reivindicaciones de la clase obrera a lo largo de
la historia. Exigimos un sistema público, universal y obligatorio de seguro
social para todos los países, además de la reducción de la edad de jubilación y
aumento de las pensiones pues solo de esta manera las clases populares podrán
vivir con dignidad después de su jubilación.
Nuestro proyecto socialista
debe garantizar que el agua y los servicios básicos sean un Derecho Humano a
partir de la soberanía sobre los recursos naturales y energéticos que garantice
los derechos sociales y laborales.
Para garantizar los derechos sociales
y laborales, necesitamos construir una visión distinta del desarrollo
capitalista.
El horizonte socialista debe ser necesariamente
internacionalista. Un internacionalismo que como decía el Che, es la ternura de
los pueblos. Defendemos un internacionalismo alianza del movimiento obrero,
campesino e indígena junto a los movimientos de liberación nacional y todos los
oprimidos del mundo que luchan por un mundo y un futuro de paz y justicia
social.
Ese internacionalismo clasista y socialista debe tener como base
la formación política, si queremos enfrentar la hegemonía capitalista en lo
económico, político, cultural y mediático, debemos prepararnos para la Batalla
de Ideas. Batalla de Ideas que como nos recordaba el Comandante Fidel Castro, no
significa solo principios, teoría, conocimientos, cultura, argumentos, réplica y
contrarréplica, destruir mentiras y sembrar verdades; significa hechos y
realizaciones concretas.
Conclusión
Reconocemos el aporte de la
Federación Sindical Mundial en sus 69 años de vida en la defensa de la clase
trabajadora en Vietnam, Cuba, Corea, la España de Franco, el Portugal de
Salazar, la Grecia de la heroica guerra civil, hasta Guatemala, Angola, Granada
y Chile, Sudáfrica, El Congo, Mozambique, Etiopía, Egipto, el Golán Sirio, el
Líbano, Irak, la India, Indonesia, Timor Oriental y el Sáhara
Occidental.
Asimismo reivindicamos el legado de todos los libertadores
que dieron su vida por la liberación nacional y social de sus pueblos, Bolívar,
Zapata, Martí, Sandino, el Che, Ho Chi Minh, Sankara o el Comandante Chávez
además de reconocer el aporte que al momento histórico actual ha hecho la
revolución cubana encabezada por los comandantes Fidel y Raúl Castro.
El
momento de transición en que nos encontramos necesita de una coordinación de
sindicatos, movimientos sociales, los jóvenes, las mujeres e intelectuales
comprometidos, para desde la defensa de los procesos de cambio, buscar la
construcción del proyecto político de liberación nacional y social de nuestros
pueblos.
Pero nuestra liberación no es solo la liberación de nuestros
pueblos. Es a la vez la liberación de la humanidad entera porque nosotros no
luchamos para dominar a otros; luchamos para que nadie domine a otro.
Y
en el camino de la liberación, es importante mantener las conquistas logradas,
por lo que nos solidarizamos con el proceso de cambio boliviano que esperamos
sea reforzado en las elecciones presidenciales del 12 de octubre.
Que
viva el proceso de cambio boliviano
Que vivan las luchas de la clase
trabajadora
Contra la barbarie capitalista, por la paz y un mundo sin
explotación
Cochabamba, Estado Plurinacional de Bolivia, 2 de julio de
2014
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