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dilluns, 6 de desembre del 2010

Detrás de las sonrisas y palabras amables del actual Presidente de los Estados Unidos, no ha habido ningún cambio real de política ni de ética, ni ningún “nuevo comienzo” ha ocurrido.

La reunión de Cancún será la etapa más visible de un largo proceso que, tras el fraude de Copenhague, ha tenido como objetivo reencaminar las metas y objetivos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.  Podría ser la oportunidad de aunar voluntades para evitar un desastre ecológico cuyas consecuencias son desafortunadamente previsibles.

Todo parece indicar que el egoísmo de los responsables históricos del desequilibrio climático impedirá adoptar los compromisos que mínimamente se requieren. Sus Gobiernos se dirigen más bien a socavar las bases y principios cardinales de la Convención Marco y de su Protocolo de Kyoto.



En el mejor de los casos, asistiremos a la conformación de un programa para seguir negociando y deliberando con vistas al año próximo. Cuando concluya la conferencia de Cancún, se habrá perdido un año, desde el desastre de Copenhague, en la cuenta regresiva que conduce al fin de la especie humana.

Al reunirnos en esta Cumbre Iberoamericana para deliberar sobre la educación, no podemos ignorar la obligación de educar a las niñas y niños, jóvenes y adultos en el cuidado de la Madre Tierra o Pacha Mama, en la sabiduría de las milenarias y muy avanzadas culturas americanas y en la comprensión de que los irracionales patrones de consumo del capitalismo son insostenibles y contrarios a la perdurabilidad del ser humano. Es responsabilidad también de los Gobiernos asegurar que los pueblos dispongan de toda la información necesaria sobre esta amenaza trascendental.

Expreso toda la solidaridad de Cuba a las hermanas naciones que están sufriendo catástrofes naturales.

Tampoco podríamos permanecer impasibles y callados  ante el peligro para el planeta, resultante de  los inmensos arsenales nucleares y de armas convencionales cada vez más letales.

Como infatigablemente viene alertando a la opinión pública internacional el compañero Fidel Castro Ruz, la mera existencia de esas armas es el riesgo mayor, cuando se ha demostrado que la explosión de una ínfima parte de las ojivas listas para ser disparadas provocará un invierno nuclear que destruirá la vida inteligente en la Tierra.

La educación sería bien incompleta sino se ilustra a los niños, jóvenes y adultos y se forma conciencia de que la solución urgente es el desarme general y completo, incluido el desarme nuclear, en vez del concepto, políticamente amañado, de la no proliferación de dichas armas. Habría que advertirles sobre las políticas que se basan en las guerras de conquista de recursos, como el petróleo, y en la amenaza del voraz complejo militar-industrial, dedicado a producir guerras.

Los políticos y los grandes intereses a los que habitualmente ellos sirven, los medios de comunicación y sus poderosos dueños tendrían que ser, primero y si fuera posible, educados ellos mismos en el respeto a la verdad y al libre flujo de la información objetiva para que contribuyan a la educación de los demás y a la calidad de la enseñanza, en vez de a la creación de codiciosos, egoístas y embrutecedores reflejos condicionados.
Los padres, la familia, los maestros y los gobernantes debieran siempre educar con el ejemplo y creo que faltaríamos al deber que enseña la educación cívica y ética, si calláramos en esta primera reunión que tiene lugar horas después de las últimas y escandalosas revelaciones de documentos secretos norteamericanos, muchos muy recientes, que desnudan la diplomacia imperial, llenos de arrogancia, de sus juicios sobre nuestras Naciones y líderes, de su  desdén por el Derecho Internacional, de su cinismo e hipocresía, donde se transparentan sus verdaderas intenciones, se confunde a la diplomacia con las operaciones de inteligencia y la subversión, y a la influencia política con la burda intervención en nuestros asuntos internos.

Hay uno muy interesante que traje conmigo, el ID-194480, del 27 de febrero del 2009, que reconoce y demuestra que Cuba es uno de los países más seguros del mundo para los ciudadanos norteamericanos y donde resulta materialmente imposible que se organicen actos terroristas u hostiles contra Estados Unidos. Es, curiosamente, un documento del mismo Gobierno que incluye a Cuba en la espuria lista de Estados patrocinadores del terrorismo internacional, mientras protege al terrorista Posada Carriles y encarcela a nuestros cinco jóvenes luchadores antiterroristas.

Este otro papel, del 2 de febrero del 2010, codificado 10CARACAS187, demuestra el interés de ese país en obstaculizar la cooperación médica internacional cubana. Y hay muchos más.

Aunque falten datos sobre los siempre oscuros vericuetos de la política doméstica norteamericana, quizás relacionados con este hecho, han de quedar pocos ingenuos en este mundo que no hayan entendido que, detrás de las sonrisas y palabras amables del actual Presidente de los Estados Unidos, no ha habido ningún cambio real de política ni de ética, ni ningún “nuevo comienzo” ha ocurrido.

Recuerdo que ningún vocero ha respondido a las preguntas acerca de las misiones actuales del Comando Conjunto de Operaciones Especiales que, al mando del General Mc Chrystal, reportaba a Cheney sobre las ejecuciones extrajudiciales en diversas regiones del mundo.

Señora Presidenta:

Hay que educar en la verdad.
La educación ha estado en el corazón de las luchas de los pueblos de América Latina y el Caribe por su emancipación e independencia, mientras la ignorancia y el analfabetismo han sido consecuencia del saqueo e instrumento de la opresión de las oligarquías serviles y de intereses extraños a nuestra cultura.

La Historia de Nuestra América ha de ser enseñada como fue, con la madurez a que induce el transcurso del tiempo, pero sin adulteración ni engaño.

La Comunidad Iberoamericana, por los lazos culturales que la identifican y los recursos a su alcance, cuenta con condiciones excepcionales para promover la cooperación en el campo de la educación.  No hay razones para justificar que en nuestra región existan decenas de millones de analfabetos y niños fuera de la escuela.

Sin embargo, en años recientes, como resultado de la firme voluntad de sus Gobiernos y de la cooperación regional, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador han erradicado el analfabetismo. El gobierno del Presidente Lula ha alcanzado también significativos progresos en sus políticas sociales. Es una demostración de lo que se puede alcanzar cuando las prioridades de los Gobiernos se centran en la distribución de la riqueza, la igualdad de oportunidades y las políticas sociales y se avanza, como en el ALBA, en la integración solidaria.  Sabemos que el mercado jamás lo hará.

Partimos de la convicción de que, en pleno siglo XXI, no es aceptable que el acceso a la educación siga siendo una meta inalcanzable para importantes segmentos de la población. Para toda Iberoamérica, el beneficio de una educación primaria de calidad debería reconocerse como un derecho humano fundamental. Los Gobiernos deberían actuar bajo el firme compromiso de garantizar el acceso universal al nivel de educación media y de fomentar la más amplia cooperación en aras de lograrla.

Es necesario denunciar que el robo de cerebros y el drenaje inescrupuloso de recursos humanos, en contraste con las brutales políticas anti-inmigrantes del mundo industrializado, es una forma de saqueo cada vez más difundida. América Latina y el Caribe son exportadores netos de capital y también de recursos humanos calificados. Protegernos de este fenómeno, debiera ser también tarea de todos y formar parte de la Agenda Iberoamericana.

José Martí, quien murió en combate “para evitar que los Estados Unidos caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América” proclamó: “ser cultos para ser libres”.

No hay, en realidad, verdadero ejercicio de los derechos políticos sin educación y sin conocimiento.  Sin acceso a la ciencia y la tecnología, se coarta el progreso cultural y se compromete el desarrollo.

La educación y el desarrollo sostenido de la cultura cubana han  sido factores centrales de nuestra Revolución, de la participación democrática del pueblo en el gobierno y de la plena liberación de los cubanos que hoy debaten soberanamente, sin admitir injerencias, la actualización de nuestro modelo económico socialista, bajo la conducción del Presidente Raúl Castro Ruz.

A pesar del bloqueo económico de los Estados Unidos, Cuba es referente mundial por sus éxitos en la educación. Hemos convertido esas conquistas en componente fundamental de nuestra solidaridad con los pueblos de América Latina, el Caribe y otras regiones del mundo, convencidos de que el conocimiento es un bien común de la Humanidad.

Hoy estudian en Cuba 27 391 estudiantes de 126 países. Y más de 30 mil lo hacen, con profesores cubanos, en sus propios territorios. Hemos ya cumplido el compromiso de preparar, en una década, cien mil médicos latinoamericanos y caribeños. Se han graduado en Cuba 31 528 universitarios de 135 países.

No hay que hablar de Cuba, sino para argumentar que sí se puede. Prácticamente todos los niños y jóvenes menores de 17 años asisten a la escuela. Entre esa edad y 24 años, estudian en las universidades el 53%. Todos los discapacitados reciben educación especial. Desde 1959, se han graduado en las universidades 989 913 cubanos. El 65,7% de la fuerza técnica calificada es femenina.
Existen 14 investigadores científicos o doctores en ciencias por cada 10 000 cubanos. La  familia cubana ejerce el derecho a la educación de forma plena, garantizada por el Estado y gratuita.

Sí hay que hablar de Haití que sufre. Llamo a la solidaridad iberoamericana. Cuba, modestamente, ha desplegado ahora 300 profesionales de la salud más para enfrentar el cólera, y están allí 714 colaboradores de la salud cubanos, 100 médicos   latinoamericanos y caribeños y 89 haitianos, entrenados en nuestra pequeña isla. Ya existen 76 centros de salud y hospitales y nos proponemos dedicar hasta 50 centros para luchar ahora contra la epidemia que, además podría poner en riesgo a toda nuestra región, y para enfrentar las consecuencias del terremoto y de la expoliación brutal a la que se ha sometido a ese noble pueblo por siglos.

Señora Presidenta:

Esta Cumbre se celebra cuando la América Latina y el Caribe avanzan hacia la profundización de su independencia y su integración regional.  El respaldo de Iberoamérica a ese curso indetenible es bienvenido.

Pero ese rumbo está lleno de amenazas.  Los golpistas han quedado impunes en Honduras y la intentona fallida que tuvo lugar en Ecuador no ha sido un hecho fortuito.

La experiencia reciente nos enseña que las fuerzas reaccionarias, en conspiración con los Estados Unidos, el capital trasnacional y grandes medios de comunicación, persisten en las viejas y brutales prácticas del golpe militar contra Gobiernos constitucionales elegidos por el pueblo, no olvidan las doctrinas aprendidas en la “Escuela de las Américas” e, incluso, hacen planes de magnicidio.

Celebramos la conducta valiente y serena del Presidente Correa, y saludamos al heroico pueblo ecuatoriano por la defensa de su Revolución Ciudadana.  También reiteramos nuestra solidaridad con el hermano pueblo hondureño y los sectores populares que piden democracia y castigo para los golpistas.

Como ha afirmado el Presidente Hugo Chávez Frías, podremos adoptar documentos y pronunciamientos para determinar qué hacer si se vuelve a producir una ruptura de la paz y del orden constitucional en cualquiera de nuestras naciones, pero no podremos impedir que se repitan las intentonas, ni alejaremos la amenaza, si no apuntamos directamente a las causas y no señalamos por su nombre a los perpetradores. En días pasados, en brillante y valiente discurso ante los Ministros de Defensa de las Américas, el presidente Evo Morales decía que sería peligroso e ingenuo confundir los instrumentos para enfrentar los golpes de estado con las recetas de la Carta Democrática Interamericana, de la muy cuestionada OEA, o con mecanismos de intervención como el TIAR.

Señora Presidenta:

Para todo empeño justo y altruista, los países de la Comunidad Iberoamericana siempre podrán contar con la solidaridad y la acción desinteresada de Cuba.

Discurso del Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, en la XX Cumbre Iberoamericana. Mar del Plata, 4 de diciembre del 2010.

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