“si
es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el
mundo, somos compañeros, que es lo
importante." Che Guevara
Tras una declaración política y la
puesta en escena de instrumentos unitarios, el PCC y el PSUC-viu abren en Catalunya
un proceso a la unidad a las fracciones , espacios y personas que se sienten
comunistas, con el noble objetivo de construir un partido comunista fuerte,
capaz de contribuir a derrotar al capitalismo. Algunos compañeros explican y
escriben que el objetivo de la unidad es “refundar el PSUC y cerrar las
heridas de los últimos treinta años” .
En
mi opinión, esta afirmación presupone dos ideas que pueden confundir más que ayudar a un proceso
de convergencia: La primera acota implícitamente la unidad comunista a las familias de tradición psuquera. La segunda sugiere que
la ruptura del PSUC fue un error o consecuencia de debates no resueltos.
A pesar de que nunca milité en el
PSUC, puedo reconocerme en el Partido
fundado en julio de 1936 como sección de la Internacional Comunista. Dicho esto,
el problema radica en crear un imaginario colectivo sin ninguna base real. No podemos refundar aquel Partido porque cada
momento histórico y cada espacio geopolítico
ha alumbrado un movimiento revolucionario y un intelectual colectivo
acorde con su tiempo.
En 1905 los campesinos
y obreros sublevados y los primeros
soviets fueron el crisol –junto con unos
pocos marxistas rusos- de un nuevo PSDR
(bolchevique). Una década después, las trincheras de Europa se desangran y
miles de trabajadores se movilizan reclamando
paz, tierra, trabajo...; aquellos lodos
forjaron decenas de partidos
-llamados comunistas y obreros- hermanados por un ideal común. La
descomposición de los imperios asiáticos
levantó a los campesinos chinos en una marcha de miles de kilómetros.
La
lucha anticolonial y antiimperialista, la experiencia del movimiento
guerrillero en la sierra y las huelgas estudiantiles en la universidad fueron
las bases sobre la que se creó en 1965 el Partido Comunista de Cuba. Y así
podríamos seguir…; es el movimiento el que crea el órgano y no al revés.
La sugerencia de cerrar las viejas
heridas de los últimos 30 años, más allá de una buena intención, esconde muchas
veces un error estratégico; confundir la
unidad comunista con la unidad del espacio de la izquierda que representa la coalición ICV-EUiA, o
enfrentarlo como un problema identidario. Esta confusión ha acabado siempre por
debilitar a la izquierda y fracturar el espacio comunista. No me cabe duda que
un espacio comunista fuerte puede ser resolutivo para la formación de un nuevo referente
sociopolítico que aglutine a la izquierda transformadora catalana. Pero sin
apriorismo y situando el papel de cada espacio. Los partidos comunistas no
pueden ser nunca rehenes de los procesos o coaliciones electorales; sencillamente
porque su función es diferente.
Por lo tanto el proceso de unidad no es una
estrategia urdida para el reencuentro de una parte de los herederos
(PSUC-viu,PCC,ICV ) del PSUC,
porque su historia de luces y sombras pertenece al siglo XX (que según Hobsbawn va de 1914 a la década de
los 90) y hemos convenido que queremos
constituirnos como un espacio comunista del siglo XXI. Y eso porque estamos
ante un cambio de época donde el capitalismo pretende aumentar la ganancia
arrasando el género humano y los recursos del planeta. Por lo tanto, lo que hoy
está en discusión es la re-fundación de un nuevo paradigma revolucionario.
Acabo
el tema del PSUC con una anécdota y con una referencia al PCE.
Sobre
el PCE, también puedo decir que aunque no milité nunca en él, forma parte de la
herencia biológica que me dejó mi padre. Algunos personajes están
explicando interesadamente que el nuevo partido será un satélite desvalido del PCE. Más allá de las tensiones históricas entre el
PSUC y el PCE, el proceso abierto para construir un partido comunista en
Catalunya parte de la plena soberanía del sujeto (el pueblo trabajador catalán) y de su
relación histórica con otros sujetos. Esto forma parte de la tradición
histórica PSUC-PCE, donde las tensiones nunca fueron en clave Catalunya-España
sino por diferencias políticas o estratégicas. Ahora, que yo sepa no se plantea ningún cambio en
esa visión de hermandad de libre adhesión.
La
anécdota: Un comunista que había sido el máximo responsable de la revista Mundo
Obrero relataba la desaparición de la escena política del PSUC como una
operación de taxidermista. Se trataba de clavarle un alfiler al coleóptero
(PSUC) y dejar que con el tiempo se fuera muriendo por dentro, mientras su
apariencia externa, a los ojos de la gente, no se alteraba.
A parte de mucha
generosidad y humildad, el nuevo espacio comunista tiene como reto recoger la
tradición del pensamiento materialista, de la
dialéctica y de la filosofía de la praxis como análisis para entender y transformar la realidad. Pero
sobre todo tiene el reto de retroalimentar su bagaje cultural con las nuevas
redes y movimientos sociales.
Cuando
la llamada crisis económica se ha transformado en una cuestionamiento sostenido
del propio régimen pactado en la Transición: corrupción, sistema judicial,
Estado autonómico, monarquía, bipartidismo, derechos sociales, libertades
públicas…, el sentido de los comunistas es formar parte, y alguna vez ser hegemónicos, de las
mareas que pretenden una ruptura
democrática para abrir un nuevo proceso constituyente. Por lo tanto, el
programa de la mayoría es el nuestro.
Ningún cambio social relevante se hizo
con un programa político que ocupara más de un folio.
Nuestro
programa es el de la ruptura democrática para construir el socialismo, pero
cuál es el papel del Partido. El papel del Partido también se define haciendo.
Con todo, por mi experiencia en los últimos años creo que no podemos ser un
lobby de poder de ningún referente electoral, sindical o institucional .El
Partido es un Intelectual colectivo con capacidad propia y con independencia de
cualquier poder. Una de las funciones
centrales ha de ser la lucha de ideas, constituir conciencia de clase para
empoderar al sujeto revolucionario. No olvidemos que el objetivo constituyente
de un partido comunista es hacer la revolución.
La democracia interna y el cómo
nos organizamos es un tema que requiere
de una dosis de autocrítica y de debate importante.
Estamos
ante un proceso que tiene que abrir las ventanas de todas y todos los
comunistas; con un único veto: a los
arribistas y a los pesimistas históricos, y con un único objetivo: dar a la
esperanza fundamentación científica.
Juan Medina
Comunista en el PCC y sindicalista
26 de julio de 2013