VIAJE A EL AAIÚN DE LOS PARLAMENTARIOS JOAN JOSEP BALDOVÍ
RODA (DIPUTADO), JON IÑARRITU GARCIA (DIPUTADO), JOKIN BILDARRATZ SORRON
(SENADOR) Y JOAN JOSEP NUET I PUJALS (DIPUTADO)
EN REPRESENTACIÓN DEL INTERGRUPO PARLAMENTARIO DE AMISTAD CON EL SAHARA OCCIDENTAL
Introducción: Situación y perspectivas en el Sahara Occidental
Hoy
día, 38 años después del inicio del conflicto del Sahara Occidental y
de la ocupación de la antigua colonia española por Hassan segundo en
1975, la situación no ha variado significativamente. Los refugiados
siguen confinados en los campamentos, la ocupación se ha ido
consolidando y el Plan de Arreglo aprobado por la ONU en 1991 sigue en
punto muerto.
Desde que el Reino de Marruecos y el Frente
Polisario acordaran buscar una solución al conflicto en el marco de la
ONU hace ya 22 años, este organismo ha presentado cinco planes distintos
para desbloquear la negociación entre las partes. El fracaso ha sido
notorio como consecuencia de las dilaciones que han servido para ganar
tiempo y mantener una ocupación de facto del territorio.
Desde entonces, los únicos movimientos diplomáticos se producen en
torno al estatuto de autonomía propuesto por Marruecos y, sobre todo, a
la resolución adoptada por el Consejo de Seguridad del 30 de abril de
2007, en la que se plantean negociaciones directas entre las partes para
una solución política y mutuamente aceptable que conduzca a la libre
determinación del pueblo del Sahara Occidental.
Los factores
políticos como el fin de la guerra fría, los atentados del 11-S, los
atentados yihadistas de Casablanca en 2003 y la guerra lanzada contra el
terrorismo por EEUU dieron pie a un nuevo escenario internacional. Las
primaveras árabes y la guerra de Libia han producido una nueva
desestabilización de la zona del Magreb con la aparición de nuevos
grupos terroristas y el conflicto militar de Mali.
Marruecos
se ha convertido en el aliado estratégico e incondicional de Occidente
en el Magreb, donde confluyen los intereses de Francia y Estados Unidos,
y España. La independencia saharaui significaría una crisis de
legitimidad para la monarquía de Mohamed VI.
Francia, que
cuenta con su derecho de veto en el Consejo de Seguridad, ha sido y es
un aliado incondicional de Marruecos en un área vital desde el punto de
vista económico, estratégico y militar. Al mismo tiempo, la Unión
Europea ha reforzado sus relaciones económicas, agrícolas, pesqueras y
comerciales derivadas del acuerdo de cooperación con Marruecos.
Las
reservas pesqueras y las minas de fosfatos saharauis, así como la
posible existencia de yacimientos petrolíferos en su territorio, son
claves en el desarrollo del conflicto. Toda una riqueza explotada hoy
por empresas marroquíes, americanas, francesas y españolas.
El
estancamiento del conflicto explica el estallido contestatario en El
Aaiún, que obedece a la frustración de los saharauis después de tantos
años esperando una solución que no llega.
Hace un año y medio,
el desalojo sangriento del campamento de Gdéim Izik, la consiguiente
represión desatada por las tropas marroquíes en El Aaiún, y la huelga de
hambre sostenida por Aminetu Haidar por la libertad de volver a su
patria y contra la vulneración de los derechos humanos, volvieron a
poner en el mapa de los conflictos olvidados al Sahara Occidental.
No
es casual que la protesta se haya extendido a El Aaiún y a Villa
Cisneros como un reguero de pólvora. No sólo en los campos, también en
las ciudades, los saharauis viven días amargos y se movilizan por sus
derechos sociales y políticos.
La fractura social muestra que
el conflicto está entrando en una nueva fase, en una fase creciente. Las
protestas son cada vez más firmes y la represión más violenta. El
protagonismo pasa a los activistas sociales, sindicalistas y defensores
de los derechos humanos, mientras el Frente Polisario y sus dirigentes
en el exilio pasan a un segundo plano, manteniendo sus responsabilidades
en la negociación diplomática, la dirección militar y la solidaridad
con sus compatriotas en los territorios ocupados, donde la población
local está en minoría en su propio territorio.
Más de 300.000
colonos marroquíes se han instalado en la zona, con ventajas sociales
facilitadas por el Gobierno marroquí y el pueblo saharaui sufre la
discriminación, el paro, la pobreza, el desarraigo y la vigilancia
constante de las fuerzas de seguridad marroquíes.
El paro
golpea a los trabajadores saharauis en los territorios ocupados hasta
alcanzar un 60% y triplicando la media del conjunto de la población.
Mientras tanto, los refugiados siguen viviendo sin agua corriente ni
electricidad, dependientes de la ayuda internacional y en condiciones
cada vez más precarias.
En estas condiciones, el descontento y
la desesperación crecerán entre los jóvenes refugiados, sin trabajo y
sin perspectivas. Hay toda una generación que ha nacido en los campos de
Tinduf y que no conoce su tierra más que por los relatos de sus padres y
abuelos.
Finalmente, la crisis económica que afecta a muchas
familias españolas está reduciendo las posibilidades de acogida de niños
saharauis para las vacaciones de verano. La cooperación también se ha
reducido de forma drástica.
En 2011, la primavera árabe
sorprendió al mundo, trayendo aires nuevos en una región acosada por la
pobreza. Los profundos cambios registrados en la zona contrastan con el
inmovilismo en el Sahara, donde la movilización ha sido y es reprimida
con brutalidad.
El contencioso del Sahara Occidental es un
anacronismo en el siglo XXI. Un problema de descolonización aún
pendiente que se complica con la ocupación del territorio por parte de
otro país. La persistencia del conflicto prolonga una situación de
enorme penuria para el pueblo saharaui, debilita el desarrollo económico
y democrático de Marruecos, e imposibilita la integración regional del
Magreb. Todo ello afecta a la paz y a la seguridad en el norte de África
y repercute profundamente en las relaciones entre los países del Magreb
y de la zona con sus vecinos europeos.
Lo único que sigue
abierto en este momento es la posibilidad de una revisión del mandato de
Naciones Unidas a la MINURSO que en 2013 cumple 22 años. Es clave el
apoyo a la atribución de la competencia de supervisión de los derechos
humanos.
Sobre la posición de España confluyen, por un lado,
la presión de una deuda histórica heredada del franquismo y, por otro,
la importancia estratégica de Marruecos en la política exterior
española.
La relación hispano-marroquí ha sido una de las
dimensiones claves de política exterior española, en la que confluyen
tanto cuestiones económicas como geoestratégicas. Marruecos administra
los recursos naturales del Sáhara Occidental entre los que se incluyen
los caladeros marítimos de gran importancia económica para el sector
pesquero español. Además, la ubicación geográfica del país alauita lo
convierte en un estado llave para controlar tanto los flujos de
emigración hacia Europa como los grupos de terrorismo islámico.
Es
clave mantener los compromisos de Estado adquiridos como Administración
responsable del territorio y mantener su apoyo al legítimo derecho de
autodeterminación del pueblo saharaui, en cumplimiento de las propias
resoluciones de la ONU y conforme al Derecho Internacional.
La
voluntad de cooperación con el vecino Reino de Marruecos debe ser
compatible con esa responsabilidad, máxime cuando aquel país es el
principal receptor de la ayuda española al desarrollo. Tanto Marruecos
como Argelia han de ser socios estratégicos.
Cabe tomar
iniciativas políticas para que las partes, Marruecos y el Frente
Polisario, pero también Argelia y Mauritania, se pongan de acuerdo sobre
los términos de un referéndum. Y, paralelamente, exigir a la ONU que
asuma sus responsabilidades y garantice el respeto del derecho
internacional.
Debemos pedir a los gobiernos de Marruecos y
Argelia que trabajen conjuntamente en la resolución del contencioso
saharaui, en el marco de la integración regional magrebí y en
colaboración con la Unión Europea y con la Unión Africana.
Debemos
intensificar la colaboración con el Frente Polisario y la ayuda a los
campamentos de refugiados saharauis. Es necesario el reconocimiento de
la República Árabe Saharaui Democrática y exigimos la puesta en libertad
de los presos saharauis encarcelados por el ejercicio de sus derechos y
libertades fundamentales.
El gobierno debe promover acuerdos
con el Reino de Marruecos a fin de que se permita visitar sin
restricciones los territorios saharauis ocupados a delegaciones
parlamentarias y de organizaciones no gubernamentales españolas, al
objeto de acercarse a la realidad actual de los ciudadanos saharauis en
los territorios mencionados.
Finalmente, hace falta revisar
las ventas de material bélico en el marco de la vigente ley de comercio
de armas y del Código de Conducta de la Unión Europea.
ANEXOS
El
derecho internacional ampara el derecho de autodeterminación del pueblo
saharaui. Existen precedentes de otros procesos de descolonización e
independencia, algunos de ellos muy recientes, demostrando que esta vía
es posible.
La lección más clara y optimista para los
saharauis es la de Timor Oriental. Antigua colonia portuguesa, Timor
Oriental también fue calificado de “territorio no autónomo” por el
Comité de Descolonización de la ONU. Cuando Portugal se retiró del
territorio,
El país fue invadido por Indonesia en 1975. Tras la
caída del general Suharto, Indonesia aceptó celebrar un referéndum de
autodeterminación. Finalmente, en 1999 Indonesia se retiró y el
referéndum trajo la independencia de Timor Oriental, que en 2002 se
convirtió en el primer Estado creado en el siglo XXI.
Más
reciente ha sido la independencia de Sudán del Sur en 2011, aprobada en
referéndum. Y hay otros casos, como el de Chipre –aunque la parte griega
rechazó la unificación- y el de Kosovo, que autoproclamó su
independencia en 2008.
El papel de España
España
sigue siendo la potencia administradora del territorio del Sahara
Occidental. Aunque Marruecos invadiera la región en 1975, este hecho no
lo convierte en potencia administradora. Un dictamen jurídico emitido
por Naciones Unidas en 2002 —conocido como Dictamen Corell— señala que,
en los Acuerdos de Madrid, España no cedió la soberanía sobre el
territorio a Marruecos ni tampoco otorgó a ninguno de los países
signatarios (Marruecos y Mauritania) la condición de potencia
administradora. El Sahara Occidental es, por tanto, un “territorio no
autónomo”, según define la ONU a los territorios pendientes de
descolonización en virtud de la Resolución 1514, de 1960. Según este
estatus, la metrópoli no puede ceder unilateralmente la administración
del territorio. El dictamen elaborado en 2002 por el entonces
vicesecretario general de la ONU Hans Corell indica de forma tajante que
“Marruecos no figura en la lista de potencias administradoras elaborada
por la ONU”. No existe ningún país ni organización del mundo que
reconozca la soberanía de Rabat sobre el Sahara Occidental.
Plan Baker II
El
paso más significativo se dio en 2003, cuando el Consejo de Seguridad
aprobó por unanimidad el Plan Baker II. Este Plan de Paz para la libre
determinación del Sahara Occidental contemplaba la celebración de dos
procesos electorales: uno para elegir a los miembros de la Asamblea
Legislativa y al Jefe Ejecutivo de la Autoridad del Sahara Occidental.
El segundo proceso electoral decidiría sobre el estatuto final del
territorio en un plazo de cuatro a cinco años a partir de su aplicación.
Mientras el Frente Polisario anunciaba su disposición a explorar esta
nueva vía, el Reino de Marruecos la rechazó categóricamente.
VIAJE
A EL AAIÚN (SAHARA OCCIDENTAL) DE UNA DELEGACIÓN PARLAMENTARIA DEL
INTERGRUPO DE AMISTAD CON EL SAHARA OCCIDENTAL DEL CONGRESO DE LOS
DIPUTADOS DE ESPAÑA
Encuentros con autoridades del reino de Marruecos
- Wali (Gobernador) de El Aaiún: Khalil Dkhil. Con una amplia representación de doce jefes de tribus saharauis
-
Alcalde de la Ciudad de el Aaiún, Hamdi Rachid, con parte del equipo de
gobierno de la ciudad y parlamentarios saharauis en el parlamento
marroquí.
Encuentro con la Minurso (NNUU)
Jefe delegación Minurso, Wolfgang Weisbrod-Weber
Responsable de información, Enrico Magnani
Jefe de personal: Alexander Ivanko.
Encuentro con asociaciones de derechos humanos de la sociedad civil saharaui
CODESA – Colectivo saharaui de defensa de los derechos humanos que preside Aminetu Haidar.
ASVH. Asocición saharaui de víctimas de la violacion de los derechos humanos que preside Brahim Dahan.
Consejo Nacional de Derechos Humanos en El Aaiún que preside Salem Cherkaoi
Asociación Marroqui de derechos humanos- AMDH- Hamoudi Igulid.
CODAPSO- Comité de defensa del derecho a la autodeterminación- con Mohamed Dadach.
CSTS- Confederación Sindical Saharaui- Sidahamed Daya.
Comité de familiares de presos políticos saharauis.
Foro de la mujer saharaui
Asociación de abogados saharauis.
Comité de protección de los recursos naturales saharauis
RECOMENDACIONES Y CONCLUSIONES DE LA DELEGACIÓN PARLAMENTARIA
1.
Es necesario que delegaciones parlamentarias y de organizaciones no
gubernamentales puedan visitar el territorio de Sahara Occidental de
forma asidua y regular.
2. Existen graves problemas de
derechos políticos de asociación y manifestación de los ciudadanos
saharauis que claramente se manifiestan en contra de la ocupación
marroquí y pretenden ejercer el derecho de autodeterminación del pueblo
saharaui según las resoluciones de NNUU.
3. Hemos detectado
graves problemas sociales de falta de empleo y paro masivo entre la
población saharaui que crea un deterioro de las condiciones de vida en
general de este colectivo.
4. Hay una situación de vulneración
de derechos humanos en lo que respecta a los presos políticos saharauis
en cárceles de Marruecos.
5. Hay un problema de desaparecidos
y se han empezado a encontrar en los últimos tiempos fosas comunes con
personas saharauis torturadas y asesinadas.
6. Hay en general
en la ciudad del Aaiún un clima asfixiante de presencia militar,
policial y paramilitar, especialmente en aquellos barrios de la ciudad
de mayoría saharaui.
7. Hay una situación en general de falta
de acceso a las riquezas naturales del Sahara Occidental por parte de su
población autóctona, hablamos de pesca y minería esencialmente,
explotadas por empresas marroquíes y de otros países.
8. La
falta de medios materiales y las limitaciones del mandato de NNUU de
Minurso es grave ya que tendría que disponer de capacidad operativa para
la observación y actuación en defensa de los derechos humanos mientras
no se realiza el referéndum de Autodeterminación
Font:
El Bloc de Joan Josep Nuet