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dijous, 21 de novembre del 2013

Informe del viaje al Aaiún de tres diputados y un senador del Intergrupo Parlamentario de Amistad con el Sahara Occidental

VIAJE A EL AAIÚN DE LOS PARLAMENTARIOS JOAN JOSEP BALDOVÍ RODA (DIPUTADO), JON IÑARRITU GARCIA (DIPUTADO), JOKIN BILDARRATZ SORRON (SENADOR) Y JOAN JOSEP NUET I PUJALS (DIPUTADO)

EN REPRESENTACIÓN DEL INTERGRUPO PARLAMENTARIO DE AMISTAD CON EL SAHARA OCCIDENTAL


Introducción: Situación y perspectivas en el Sahara Occidental

Hoy día, 38 años después del inicio del conflicto del Sahara Occidental y de la ocupación de la antigua colonia española por Hassan segundo en 1975, la situación no ha variado significativamente. Los refugiados siguen confinados en los campamentos, la ocupación se ha ido consolidando y el Plan de Arreglo aprobado por la ONU en 1991 sigue en punto muerto.

Desde que el Reino de Marruecos y el Frente Polisario acordaran buscar una solución al conflicto en el marco de la ONU hace ya 22 años, este organismo ha presentado cinco planes distintos para desbloquear la negociación entre las partes. El fracaso ha sido notorio como consecuencia de las dilaciones que han servido para ganar tiempo y mantener una ocupación de facto del territorio.


Desde entonces, los únicos movimientos diplomáticos se producen en torno al estatuto de autonomía propuesto por Marruecos y, sobre todo, a la resolución adoptada por el Consejo de Seguridad del 30 de abril de 2007, en la que se plantean negociaciones directas entre las partes para una solución política y mutuamente aceptable que conduzca a la libre determinación del pueblo del Sahara Occidental.

Los factores políticos como el fin de la guerra fría, los atentados del 11-S, los atentados yihadistas de Casablanca en 2003 y la guerra lanzada contra el terrorismo por EEUU dieron pie a un nuevo escenario internacional. Las primaveras árabes y la guerra de Libia han producido una nueva desestabilización de la zona del Magreb con la aparición de nuevos grupos terroristas y el conflicto militar de Mali.

Marruecos se ha convertido en el aliado estratégico e incondicional de Occidente en el Magreb, donde confluyen los intereses de Francia y Estados Unidos, y España. La independencia saharaui significaría una crisis de legitimidad para la monarquía de Mohamed VI.

Francia, que cuenta con su derecho de veto en el Consejo de Seguridad, ha sido y es un aliado incondicional de Marruecos en un área vital desde el punto de vista económico, estratégico y militar. Al mismo tiempo, la Unión Europea ha reforzado sus relaciones económicas, agrícolas, pesqueras y comerciales derivadas del acuerdo de cooperación con Marruecos.

Las reservas pesqueras y las minas de fosfatos saharauis, así como la posible existencia de yacimientos petrolíferos en su territorio, son claves en el desarrollo del conflicto. Toda una riqueza explotada hoy por empresas marroquíes, americanas, francesas y españolas.

El estancamiento del conflicto explica el estallido contestatario en El Aaiún, que obedece a la frustración de los saharauis después de tantos años esperando una solución que no llega.

Hace un año y medio, el desalojo sangriento del campamento de Gdéim Izik, la consiguiente represión desatada por las tropas marroquíes en El Aaiún, y la huelga de hambre sostenida por Aminetu Haidar por la libertad de volver a su patria y contra la vulneración de los derechos humanos, volvieron a poner en el mapa de los conflictos olvidados al Sahara Occidental.

No es casual que la protesta se haya extendido a El Aaiún y a Villa Cisneros como un reguero de pólvora. No sólo en los campos, también en las ciudades, los saharauis viven días amargos y se movilizan por sus derechos sociales y políticos.

La fractura social muestra que el conflicto está entrando en una nueva fase, en una fase creciente. Las protestas son cada vez más firmes y la represión más violenta. El protagonismo pasa a los activistas sociales, sindicalistas y defensores de los derechos humanos, mientras el Frente Polisario y sus dirigentes en el exilio pasan a un segundo plano, manteniendo sus responsabilidades en la negociación diplomática, la dirección militar y la solidaridad con sus compatriotas en los territorios ocupados, donde la población local está en minoría en su propio territorio.

Más de 300.000 colonos marroquíes se han instalado en la zona, con ventajas sociales facilitadas por el Gobierno marroquí y el pueblo saharaui sufre la discriminación, el paro, la pobreza, el desarraigo y la vigilancia constante de las fuerzas de seguridad marroquíes.

El paro golpea a los trabajadores saharauis en los territorios ocupados hasta alcanzar un 60% y triplicando la media del conjunto de la población. Mientras tanto, los refugiados siguen viviendo sin agua corriente ni electricidad, dependientes de la ayuda internacional y en condiciones cada vez más precarias.

En estas condiciones, el descontento y la desesperación crecerán entre los jóvenes refugiados, sin trabajo y sin perspectivas. Hay toda una generación que ha nacido en los campos de Tinduf y que no conoce su tierra más que por los relatos de sus padres y abuelos.

Finalmente, la crisis económica que afecta a muchas familias españolas está reduciendo las posibilidades de acogida de niños saharauis para las vacaciones de verano. La cooperación también se ha reducido de forma drástica.

En 2011, la primavera árabe sorprendió al mundo, trayendo aires nuevos en una región acosada por la pobreza. Los profundos cambios registrados en la zona contrastan con el inmovilismo en el Sahara, donde la movilización ha sido y es reprimida con brutalidad.

El contencioso del Sahara Occidental es un anacronismo en el siglo XXI. Un problema de descolonización aún pendiente que se complica con la ocupación del territorio por parte de otro país. La persistencia del conflicto prolonga una situación de enorme penuria para el pueblo saharaui, debilita el desarrollo económico y democrático de Marruecos, e imposibilita la integración regional del Magreb. Todo ello afecta a la paz y a la seguridad en el norte de África y repercute profundamente en las relaciones entre los países del Magreb y de la zona con sus vecinos europeos.

Lo único que sigue abierto en este momento es la posibilidad de una revisión del mandato de Naciones Unidas a la MINURSO que en 2013 cumple 22 años. Es clave el apoyo a la atribución de la competencia de supervisión de los derechos humanos.

Sobre la posición de España confluyen, por un lado, la presión de una deuda histórica heredada del franquismo y, por otro, la importancia estratégica de Marruecos en la política exterior española.

La relación hispano-marroquí ha sido una de las dimensiones claves de política exterior española, en la que confluyen tanto cuestiones económicas como geoestratégicas. Marruecos administra los recursos naturales del Sáhara Occidental entre los que se incluyen los caladeros marítimos de gran importancia económica para el sector pesquero español. Además, la ubicación geográfica del país alauita lo convierte en un estado llave para controlar tanto los flujos de emigración hacia Europa como los grupos de terrorismo islámico.

Es clave mantener los compromisos de Estado adquiridos como Administración responsable del territorio y mantener su apoyo al legítimo derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, en cumplimiento de las propias resoluciones de la ONU y conforme al Derecho Internacional.

La voluntad de cooperación con el vecino Reino de Marruecos debe ser compatible con esa responsabilidad, máxime cuando aquel país es el principal receptor de la ayuda española al desarrollo. Tanto Marruecos como Argelia han de ser socios estratégicos.

Cabe tomar iniciativas políticas para que las partes, Marruecos y el Frente Polisario, pero también Argelia y Mauritania, se pongan de acuerdo sobre los términos de un referéndum. Y, paralelamente, exigir a la ONU que asuma sus responsabilidades y garantice el respeto del derecho internacional.

Debemos pedir a los gobiernos de Marruecos y Argelia que trabajen conjuntamente en la resolución del contencioso saharaui, en el marco de la integración regional magrebí y en colaboración con la Unión Europea y con la Unión Africana.

Debemos intensificar la colaboración con el Frente Polisario y la ayuda a los campamentos de refugiados saharauis. Es necesario el reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática y exigimos la puesta en libertad de los presos saharauis encarcelados por el ejercicio de sus derechos y libertades fundamentales.

El gobierno debe promover acuerdos con el Reino de Marruecos a fin de que se permita visitar sin restricciones los territorios saharauis ocupados a delegaciones parlamentarias y de organizaciones no gubernamentales españolas, al objeto de acercarse a la realidad actual de los ciudadanos saharauis en los territorios mencionados.

Finalmente, hace falta revisar las ventas de material bélico en el marco de la vigente ley de comercio de armas y del Código de Conducta de la Unión Europea.

ANEXOS

El derecho internacional ampara el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui. Existen precedentes de otros procesos de descolonización e independencia, algunos de ellos muy recientes, demostrando que esta vía es posible.

La lección más clara y optimista para los saharauis es la de Timor Oriental. Antigua colonia portuguesa, Timor Oriental también fue calificado de “territorio no autónomo” por el Comité de Descolonización de la ONU. Cuando Portugal se retiró del territorio,

El país fue invadido por Indonesia en 1975. Tras la caída del general Suharto, Indonesia aceptó celebrar un referéndum de autodeterminación. Finalmente, en 1999 Indonesia se retiró y el referéndum trajo la independencia de Timor Oriental, que en 2002 se convirtió en el primer Estado creado en el siglo XXI.

Más reciente ha sido la independencia de Sudán del Sur en 2011, aprobada en referéndum. Y hay otros casos, como el de Chipre –aunque la parte griega rechazó la unificación- y el de Kosovo, que autoproclamó su independencia en 2008.

El papel de España

España sigue siendo la potencia administradora del territorio del Sahara Occidental. Aunque Marruecos invadiera la región en 1975, este hecho no lo convierte en potencia administradora. Un dictamen jurídico emitido por Naciones Unidas en 2002 —conocido como Dictamen Corell— señala que, en los Acuerdos de Madrid, España no cedió la soberanía sobre el territorio a Marruecos ni tampoco otorgó a ninguno de los países signatarios (Marruecos y Mauritania) la condición de potencia administradora. El Sahara Occidental es, por tanto, un “territorio no autónomo”, según define la ONU a los territorios pendientes de descolonización en virtud de la Resolución 1514, de 1960. Según este estatus, la metrópoli no puede ceder unilateralmente la administración del territorio. El dictamen elaborado en 2002 por el entonces vicesecretario general de la ONU Hans Corell indica de forma tajante que “Marruecos no figura en la lista de potencias administradoras elaborada por la ONU”. No existe ningún país ni organización del mundo que reconozca la soberanía de Rabat sobre el Sahara Occidental.

Plan Baker II

El paso más significativo se dio en 2003, cuando el Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad el Plan Baker II. Este Plan de Paz para la libre determinación del Sahara Occidental contemplaba la celebración de dos procesos electorales: uno para elegir a los miembros de la Asamblea Legislativa y al Jefe Ejecutivo de la Autoridad del Sahara Occidental. El segundo proceso electoral decidiría sobre el estatuto final del territorio en un plazo de cuatro a cinco años a partir de su aplicación. Mientras el Frente Polisario anunciaba su disposición a explorar esta nueva vía, el Reino de Marruecos la rechazó categóricamente.

VIAJE A EL AAIÚN (SAHARA OCCIDENTAL) DE UNA DELEGACIÓN PARLAMENTARIA DEL INTERGRUPO DE AMISTAD CON EL SAHARA OCCIDENTAL DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS DE ESPAÑA

Encuentros con autoridades del reino de Marruecos

- Wali (Gobernador) de El Aaiún: Khalil Dkhil. Con una amplia representación de doce jefes de tribus saharauis

- Alcalde de la Ciudad de el Aaiún, Hamdi Rachid, con parte del equipo de gobierno de la ciudad y parlamentarios saharauis en el parlamento marroquí.

Encuentro con la Minurso (NNUU)

Jefe delegación Minurso, Wolfgang Weisbrod-Weber

Responsable de información, Enrico Magnani

Jefe de personal: Alexander Ivanko.

Encuentro con asociaciones de derechos humanos de la sociedad civil saharaui

CODESA – Colectivo saharaui de defensa de los derechos humanos que preside Aminetu Haidar.

ASVH. Asocición saharaui de víctimas de la violacion de los derechos humanos que preside Brahim Dahan.

Consejo Nacional de Derechos Humanos en El Aaiún que preside Salem Cherkaoi

Asociación Marroqui de derechos humanos- AMDH- Hamoudi Igulid.

CODAPSO- Comité de defensa del derecho a la autodeterminación- con Mohamed Dadach.

CSTS- Confederación Sindical Saharaui- Sidahamed Daya.

Comité de familiares de presos políticos saharauis.

Foro de la mujer saharaui

Asociación de abogados saharauis.

Comité de protección de los recursos naturales saharauis

RECOMENDACIONES Y CONCLUSIONES DE LA DELEGACIÓN PARLAMENTARIA

1. Es necesario que delegaciones parlamentarias y de organizaciones no gubernamentales puedan visitar el territorio de Sahara Occidental de forma asidua y regular.

2. Existen graves problemas de derechos políticos de asociación y manifestación de los ciudadanos saharauis que claramente se manifiestan en contra de la ocupación marroquí y pretenden ejercer el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui según las resoluciones de NNUU.

3. Hemos detectado graves problemas sociales de falta de empleo y paro masivo entre la población saharaui que crea un deterioro de las condiciones de vida en general de este colectivo.

4. Hay una situación de vulneración de derechos humanos en lo que respecta a los presos políticos saharauis en cárceles de Marruecos.

5. Hay un problema de desaparecidos y se han empezado a encontrar en los últimos tiempos fosas comunes con personas saharauis torturadas y asesinadas.

6. Hay en general en la ciudad del Aaiún un clima asfixiante de presencia militar, policial y paramilitar, especialmente en aquellos barrios de la ciudad de mayoría saharaui.

7. Hay una situación en general de falta de acceso a las riquezas naturales del Sahara Occidental por parte de su población autóctona, hablamos de pesca y minería esencialmente, explotadas por empresas marroquíes y de otros países.

8. La falta de medios materiales y las limitaciones del mandato de NNUU de Minurso es grave ya que tendría que disponer de capacidad operativa para la observación y actuación en defensa de los derechos humanos mientras no se realiza el referéndum de Autodeterminación





Font: El Bloc de Joan Josep Nuet

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