Que pongan en libertad a los Cinco sin condiciones
 
Seré breve para que sean los artistas quienes levanten sus voces en solidaridad con Gerardo, Ramón, Antonio, Fernando y René.
Hoy  se cumplen trece años de una terrible injusticia que ya ha durado  demasiado. Sobre ellos recayeron las peores condenas y un trato cruel  que, entre otras cosas, les ha dificultado las visitas familiares  llegando al extremo de inhumanidad con la prohibición a Adriana y Olga  de encontrarse con Gerardo y René. Se les castiga también con el  silencio total que impone la tiranía mediática y cuyo propósito es  apagar la solidaridad que ellos merecen y ocultar la gran verdad: están  en prisión por oponerse a los terroristas enemigos de Cuba y de su  pueblo.
Un día como hoy, Washington los detuvo y los sometió a un proceso  fraudulento y repleto de arbitrariedades por un solo motivo: proteger y  apoyar al terrorismo anticubano que fue creado por el gobierno de  Estados Unidos hace medio siglo y ha contado siempre con su respaldo  activo o su tolerancia cómplice.
Los actuales gobernantes tendrán  muy pronto que enfrentarse al dilema de continuar o no con el cinismo  inmoral de sus predecesores. El próximo 7 de octubre saldrá de la  prisión René González Sehwerert tras haber cumplido hasta el último  minuto de su injusto encarcelamiento.
A René se abriría un  período de tres años de la llamada “libertad supervisada” que constituye  un riesgo cierto para nuestro compañero y una injusta sanción adicional  para él y su familia. Pero significa también un reto para la  Administración Obama que ojalá sepa afrontar con sabiduría y sentido  común. A partir de ese día estaremos ante uno de los aspectos más  reveladores, y por eso más silenciados, del sórdido proceso al que  fueron sometidos nuestros compañeros.
Dije antes que el caso de  los Cinco es prueba irrefutable de la complicidad de Washington con los  terroristas. Créanme que no exageraba. Eso lo muestran las actas y otros  documentos del juicio de Miami. La Fiscalía exigió que a los acusados  les fueran impuestas las penas más duras y exageradas pero además,  insistió en que para Washington había algo tan importante como el máximo  castigo carcelario. Ese algo, que llamaron “incapacitación”, consiste  en tomar medidas para que, después de concluir sus términos de prisión,  ninguno de los acusados pudiera estar en condiciones de intentar  siquiera algo contra los terroristas y sus planes.
En la sentencia dictada contra René esa exigencia se expresó con  estas palabras: “Como una condición especial adicional de la libertad  supervisada se le prohíbe al acusado acercarse a o visitar lugares  específicos donde se sabe que están o frecuentan individuos o grupos  terroristas.”
Esto lo proclamó un tribunal federal norteamericano  en diciembre de 2001, apenas tres meses después del abominable acto  terrorista del 11 de septiembre y lo hizo a solicitud expresa y formal  de los farsantes que desataban una llamada “guerra contra el  terrorismo”, fundada en la mentira y la ilegalidad, que ha causado la  muerte y el sufrimiento a incontables inocentes en muchas partes del  mundo.
Mientras se lanzaba a esa empresa tan cruel como  hipócrita, el régimen de Bush reconocía que en el sur de la Florida hay  individuos y grupos terroristas, que sabe donde están y por donde se  desplazan. Pero en vez de capturarlos y juzgarlos como es su obligación  los protege descaradamente y exige que ni René ni nadie pueda  molestarlos.
¿Qué hará ahora el actual gobierno? Pedirle que  anule esa sanción contra René y que se atreva a enviar a sus agentes a  detener a los terroristas que ellos conocen, en los lugares donde “saben  que están o frecuentan”, quizás sería pedirle demasiado. Tiene, sin  embargo, la posibilidad de evadir el problema, dejando que René regrese a  Cuba ahora, a su casa y su familia. Si se obliga a René a permanecer  allá un solo día después del 7 de octubre, el Presidente Obama tendrá  que elegir de qué lado colocarse en la lucha contra el terrorismo.
Otras  cosas deberá responder Washington. La burda manipulación de las  supuestas “pruebas” contra Gerardo para acusarlo por asesinato y después  verse obligado a reconocer el 30 de mayo de 2001 que le era imposible  probar esa acusación y pedir retirarla en lo que calificaron “un acto  sin precedentes”.
La dimensión de su conspiración con los medios  locales de Miami y con los fingidos “periodistas” a los que financió con  el presupuesto federal para que mintieran y crearan un ambiente de odio  contra los Cinco, que los condenaba de antemano. Las imágenes de sus  satélites espaciales que oculta hace quince años porque ellas muestran  que el incidente del 24 de febrero de 1996 ocurrió en territorio cubano y  por tanto sobre el mismo no tenía Washington jurisdicción alguna y en  consecuencia carecía de base legal para acusar a nadie. Su negativa a  que se admita el recurso de Habeas Corpus de Gerardo y a que se le  conceda una audiencia en la que él pueda hablar y en la que el gobierno  tenga que discutir abiertamente sus falsos alegatos. ¿A qué teme  Washington?
La esencia de la actitud oficial norteamericana es el  ocultamiento. Si poco o nada conocen los ciudadanos de ese país sobre  este tema no podrán hacer esas preguntas elementales. Cuando conozcan la  verdad ellos serán capaces de persuadir al Presidente Obama que haga lo  que tiene que hacer: Poner en libertad a los Cinco, a todos y cada uno  de ellos, sin condiciones.
Derribar el muro de silencio es por  eso lo más importante. Tratemos de lograrlo por todos los medios  posibles. Que horaden ese muro la canción, el poema, el amor.
La Habana, Septiembre 12, 2011
Palabras de Ricardo Alarcón en acto jornada solidaridad con los Cinco, cine Astral, 12 de septiembre de 2011 
ACTO CENTRAL JORNADA DE SOLIDARIDAD CON LOS CINCO
 Fuente:
http://www.cubadebate.cu/opinion/2011/09/12/que-pongan-en-libertad-a-los-cinco-sin-condiciones/
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